Con el desarrollo de la campaña de riego, los embalses siguen bajando su nivel de embalsamiento, aunque lentamente, porque las dotaciones aprobadas son muy exiguas. El descenso se produce de forma generalizada en todos los sistemas, que, de forma global, se encuentran al 23,8% de su capacidad. Así, el Guadalquivir se encuentra al 21,6% de su capacidad. El Guadalete-Barbate, al 20,5%. El Mediterráneo, diez puntos por encima, al 30,7%. Y el Tinto-Odiel-Piedras, algo mejor, al 36,8%, todos estos datos a fecha de 21 de julio, última actualización de la Junta de Andalucía.
En total, nuestras presas acumulan 2.839 Hm3, 725 menos que hace un año, cuando la situación era ya crítica en casi todos los sistemas, con un nivel de almacenamiento del 29,9%. Esperemos que las lluvias no se hagan esperan en otoño, porque la situación hidrológica no puede ser más preocupante y obedece a un déficit de precipitaciones y aportaciones a los embalses que se viene acumulando año tras año.
En el caso concreto de la Cuenca Guadalquivir, y según se nos informó en la Junta de Gobierno de la CHG celebrada recientemente, el déficit de precipitaciones en lo que va de campaña se eleva al 22% con respecto a la media de los últimos 25 años, pero lo más grave es que se añade a un ciclo seco que va ya por su sexto año. En el caso de las aportaciones a los embalses es peor, porque el déficit en lo que va de campaña llega al 70%, sumándose en este caso a un ciclo negativo de cinco años consecutivos.