El Consejo Andaluz de Colegios de Médicos ha presentado hoy el Barómetro de la Sanidad Privada en Andalucía, un informe sobre la situación de los médicos que ejercen en la sanidad privada, concretamente 11.943 médicos andaluces, de los 35.905 médicos en activo en nuestra comunidad. (Consultar informe aquí)
El informe, basado en una encuesta realizada a los médicos de la privada en Andalucía, pone de manifiesto conclusiones tan relevantes como que nueve de cada diez médicos consideran que las compañías pagan tarde y mal. O que seis de cada diez médicos de la sanidad privada, el 61,4%, afirman haber experimentado durante la pandemia unas pérdidas de entre el 20 y el 50%. Mientras que uno de cada cinco, el 19%, afirma haber registrado unas pérdidas superiores al 50%.
Asimismo se vuelven a reclamar reivindicaciones históricas como la actualización de los baremos de las compañías que siguen siendo las mismas desde 1989. Del informe se desprende que el 99% de los encuestados considera fundamental que, al menos, se incremente el IPC actualizado, al igual que ocurre en el resto de servicios públicos y privados.
En palabras del Dr. Antonio Aguado Núñez-Cornejo, presidente del CACM, “La calidad asistencial sigue siendo excelente por la vocación de la profesión médica, pero esto no puede servir como excusa para un mayor aprovechamiento económico de las compañías”. Y añade que “los médicos no tienen capacidad de negociación con las compañías, puesto que estas no lo permiten. Ante la pérdida de libertad de los médicos por la anulación de sus claves y la cesión de las mismas a los centros médicos, la única solución, que los médicos vuelvan a tener sus propias claves, diferenciándolas de las de los centros médicos”.
De la misma manera el Dr. Alfonso Carmona, Tesorero del CACM, “la pandemia ha puesto en evidencia la falta de médicos, pero sobre todo ha demostrado la fragilidad del sistema privado. Los médicos lo han sufrido tremendamente llegando a tener honorarios cero o al 20% de su facturación total. Es el momento de terminar con esta reivindicación de tantos años, tenemos que ser capaces de que las compañías entiendan que somos muy poco médicos y todavía va a haber menos y, si queremos hacer una medicina privada acorde a las exigencias de la sanidad tenemos que vivir dignamente de nuestro trabajo. Acabemos con los honorarios indignos e inmorales y luchemos por unos honorarios dignos y consecuentes con la responsabilidad de nuestro trabajo”.
Y añade “sabemos que el cambio no se puede hacer en un día, pero si tenemos que empezar a trabajar ya. Conseguir que se sienten en una mesa de negociación las compañías y en un plazo corto de tiempo seamos capaces de adecuar los baremos que tanto daño nos han hecho a lo largo de la vida laboral a las exigencias de hoy en día”.
La Asociación de Trabajadores Autónomos ATA, que representan a más de 550.000 trabajadores autónomos, mantiene relaciones de mutua colaboración con el CACM para el apoyo a las reivindicaciones y derechos de los médicos andaluces como profesionales libres y/o autónomos ha querido estar presente en la rueda de prensa respaldando tanto el informe del Barómetro de la Sanidad Privada en Andalucía y las conclusiones del mismo.
Para José Luis Perea, secretario general de ATA, es necesario poner como prioridad en la agenda de la Administración el dar solución a los problemas que a los que día a día se enfrentan los médicos andaluces. Esta reivindicación, común a los integrantes de la sectorial de sanidad de ATA en la que se integran más de 200.000 profesionales sanitarios, debe tener una solución lo más rápida posible ya que los autónomos de la sanidad son esenciales: “Acudimos a ellos con dolor y preocupación, y la remuneración por curarnos debe ser justa y proporcionada al bien que nos hacen”.
“Sois esenciales, y se ha demostrado con más intensidad en el último año. 2020 no ha sido nada fácil y 2021 tampoco lo está siendo, pero los sanitarios han sido nuestra tabla de salvación, nuestra primera vacuna. Especialmente aquellos autónomos que nos son tan cercanos y en los que confiamos. Es el momento de atender sus demandas”, ha añadido.
Entre las principales conclusiones del estudio presentado, destacamos:
- El 75% de los médicos encuestados considera que la pandemia ha afectado gravemente a su consulta. Seis de cada 10 médicos, el 61,4 % han experimentado pérdidas entre el 20% y el 50%. Mientras que más del 19% han tenido pérdidas de más del 50%.
- Nueve de cada diez médicos, concretamente el 89% no ha accedido a las prestaciones extraordinarias por el cese de actividad.
- Únicamente el 4% de los encuestados han recibido alguna ayuda directa frente al COVID-19 de su Comunidad Autónoma o Ayuntamiento.
- El 42,7% no han solicitado ningún tipo de ayudas, frente al 60,5% que han requerido aplazamientos de Hacienda, Prestamos ICO, aplazamientos a la Seguridad Social o Sociedades de Garantía Recíproca (SGR).
- Sobre los honorarios que abonan las compañías el 87,3% de los encuestados los considera insuficientes y no pueden hacer nada por solventarlo. Además, el 91% no está de acuerdo con la forma de pago de las compañías y no tienen capacidad de negociación puesto que las compañías no lo permiten. Este hecho limita la libertad de competencia y facturación de los médicos.
- El 89% no le pagan todos los servicios que prestan. Demuestra que el médico no ha perdido uno de los valores fundamentales de la profesión médica, el servicio al paciente, aunque si se quiebra uno de los derechos del médico por no cobrar por los servicios que ofrece.
- Prácticamente nueve de cada diez médicos de la privada, concretamente el 96,3% denuncia que las compañías pagan mal y tarde. Con una demora media de 1 a 5 meses (el 51,8% de los encuestados aseguran que la demora en los pagos es de 2 a 3 meses). El 5% puede tardar en recibir el pago entre 6 y 12 meses. Este hecho afecta al principio de economía global marcado por el Tribunal de Justicia Europeo, generando derecho a cobrar intereses de demora que nunca son liquidados.
- El 64% no tiene un contrato personal con las compañías aseguradoras, lo que suponen contratos de adhesión en los que si el médico no acepta las condiciones propuestas se queda sin trabajar.
- Al 23% de los médicos que ejercen en la medicina privada han expulsado en alguna ocasión de una lista de aseguradora sin justificación suficiente. De los cuales no recibieron notificación de esta expulsión con un mes de antelación en el 67% de los casos.
- El 99% de los encuestados considera necesaria una implementación del IPC a los baremos de las compañías aseguradoras, que no se actualizan desde el 1989. Es una prestación de servicio esencial que debe percibir el incremento del IPC. El 93,3% considera que la subida debe ser desde el 20-40%. Uno de cada tres, el 35,8% pide que las subidas de las tarifas sea de mayor del 60%.
- Sobre las partidas que suponen mayor coste para los colegiados en el mantenimiento de su consulta son, respectivamente: Impuestos y Consumos, sueldos del personal auxiliar, costes de compra o alquiler de una infraestructura de consulta, Gatos originados por la actividad o días impeditivos. Destaca la importancia del ejercicio de la profesión médica supone un impulso para la economía por la contratación de terceros, tráfico de servicios, implantación de negocios, etc.
- Para el 88% de los encuestados las aseguradoras han puesto en práctica una estrategia orientada a conseguir que los pacientes vayan directamente a sus centros propios y esto puede afectarles por la exclusión del cuadro profesional, lo que supone un perjuicio a la profesión médica y la sanidad.
- Sobre el ejercicio de los médicos de medicina privada en Andalucía destacamos que el 42,5% presta sus servicios en un hospital privado; el 37,3% ejerce en una consulta privada particular y el 20% alquila una consulta en un centro policlínico.
- Para los médicos en ejercicio libre las compañías de seguros médicos mejor valoradas son Sanitas y Caser y las peor valoradas Caixa Salud y Asisa.
- Ante la pérdida de libertad de los médicos por la anulación de sus claves y la cesión de las mismas a los centros médicos, el 83% de los encuestados plantean, como única solución, que los médicos vuelvan a tener sus propias claves, diferenciándolas de las de los centros médicos.